Es aquella que se libera como resultado de cualquier reacción nuclear. Puede obtenerse bien por fisión o por fusión. En las reacciones nucleares se libera mayor cantidad de energía que en las producidas en explosiones convencionales.
ENERGIA NUCLEAR EN ARGENTINA
Argentina es un país con historia nuclear. Desde 1950, aunque con altibajos condicionados por diferentes momentos de la historia del país, el país ha recorrido un largo camino en el desarrollo de la energía nuclear, con investigación y formación de recursos humanos.
Actualmente, la energía nuclear provee 8,5% de la electricidad que consume la Argentina, aunque el país tiene capacidad para producir un porcentaje mayor de la oferta total. Hay dos centrales nucleares en actividad y otra en construcción, Atucha Dos.
Actualmente, la energía nuclear provee 8,5% de la electricidad que consume la Argentina, aunque el país tiene capacidad para producir un porcentaje mayor de la oferta total. Hay dos centrales nucleares en actividad y otra en construcción, Atucha Dos.
¿Cuál es el marco jurídico en que se desarrolla la energía nuclear en la Argentina?
Por ahora, la actividad nuclear en la Argentina está regida por el Decreto-Ley 22498/56, ratificado por Ley 14467/56, más el Decreto 1540, de agosto de 1994, que dividió la Comisión Nacional de Energía Atómica en tres. La CNEA quedó a cargo de la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, el ENREN (Ente Regulador Nuclear) asumió el control de las seguridad de todas las actividades nucleares y Nucleoeléctrica Argentina, a ser transferida a la actividad privada, se encarga del funcionamiento de las centrales. Mientras tanto, el Congreso está tratando una nueva Ley Nuclear, para darle un marco jurídico completo al proceso de privatización en marcha. Por otra parte, para cubrir el vacío legislativo que se creó a partir de la exclusión de los residuos radiactivos de la Ley 24051, de Residuos Peligrosos, la diputada Mabel Müller presentó un proyecto de ley que regula su gestión en todo el país, incluyendo el problema de los subproductos de la medicina nuclear, que también está recorriendo su camino parlamentario.
Central nuclear de Ikata, con tres reactores de agua a presión (PWR). La refrigeración se realiza mediante un intercambio de agua con el océano.
Núcleo de un reactor nuclear de fisión de investigación TRIGA. Puede apreciarse la radiación Cherenkov, en azul.
Planta de energía nuclear Susquehanna, con dos reactores de agua en ebullición (BWR). La refrigeración se realiza en circuito cerrado mediante dos torres de refrigeración que emiten vapor de agua.
Energía nuclear en Argentina: ¿hay riesgos?
La Argentina comenzó con estudios propios sobre fisión nuclear apenas 12 años después del descubrimiento de la misma. La formación de una escuela y la fabricación de tecnología nuclear propia, dan un prestigio internacional a todas las instituciones orientadas al desarrollo de actividades nucleares en Argentina. Se diseñan y exportan plantas de producción de radioisótopos, se producen las materias primas para fabricación de radiofármacos que otros países se ven obligados a importar debido a la falta de desarrollo en esta área.
Pero, ¿qué tan seguras son las plantas nucleoeléctricas que funcionan en Argentina? Hoy en día hay dos operando: Embalse y Atucha I. Y la obra de Atucha II, que estuvo parada por más de 17 años, pero ha sido recientemente recomenzada y se espera que esté en plena operación en 2010.
"Comparar Chernobyl con alguno de los reactores de potencia que hay en Argentina es muy difícil. Es como querer comparar una camioneta con motor diesel con un auto. Y no digo cuál es cuál, sino que hay tantas cosas iguales y distintas que la comparación sólo tiene sentido si buscamos un aspecto y no la totalidad", explicó a MYRIADES 1 Carlos Gho, especialista en reactores de fisión del Institulo Balseiro.
Básicamente, existen grandes diferencias entre las plantas funcionando en Argentina con la planta que funcionaba en Ucrania. "Chernobyl era esencialmente un bloque de grafito, dentro del cual pasaban tubos verticales que contenían el uranio y por donde circulaba el agua" agregó Gho. Esa planta, no tenía ningún recinto de contención que en caso de un accidente, evitara que escaparan los materiales al exterior. "Así pasó, y además el grafito se quemó, generando un vehículo adicional de transporte a los materiales del reactor."
Los reactores funcionando en Argentina, por el contrario, consisten en manojos de uranio natural que están inmersos en un volumen considerable de agua pesada. Además, Gho sostiene que ante un accidente, el edificio está diseñado para resistir y mantener todo el material radiactivo.
Pero, ¿qué tan seguras son las plantas nucleoeléctricas que funcionan en Argentina? Hoy en día hay dos operando: Embalse y Atucha I. Y la obra de Atucha II, que estuvo parada por más de 17 años, pero ha sido recientemente recomenzada y se espera que esté en plena operación en 2010.
"Comparar Chernobyl con alguno de los reactores de potencia que hay en Argentina es muy difícil. Es como querer comparar una camioneta con motor diesel con un auto. Y no digo cuál es cuál, sino que hay tantas cosas iguales y distintas que la comparación sólo tiene sentido si buscamos un aspecto y no la totalidad", explicó a MYRIADES 1 Carlos Gho, especialista en reactores de fisión del Institulo Balseiro.
Básicamente, existen grandes diferencias entre las plantas funcionando en Argentina con la planta que funcionaba en Ucrania. "Chernobyl era esencialmente un bloque de grafito, dentro del cual pasaban tubos verticales que contenían el uranio y por donde circulaba el agua" agregó Gho. Esa planta, no tenía ningún recinto de contención que en caso de un accidente, evitara que escaparan los materiales al exterior. "Así pasó, y además el grafito se quemó, generando un vehículo adicional de transporte a los materiales del reactor."
Los reactores funcionando en Argentina, por el contrario, consisten en manojos de uranio natural que están inmersos en un volumen considerable de agua pesada. Además, Gho sostiene que ante un accidente, el edificio está diseñado para resistir y mantener todo el material radiactivo.
Tratamiento que reciben actualmente los residuos radioactivos.
Los repositorios, o lugares de disposición final de los residuos, tienen por objetivo el aislamiento de los residuos de la biosfera y son sistemas diseñados utilizando el criterio de barreras múltiples; es decir, son barreras ingenieriles (hormigón, matrices vítreas,contenedores metálicos, etc.) y geológicas (formaciones rocosas adecuadas), independientes y redundantes de manera tal que la falla de una de ellas no comprometa la seguridad del sistema. Uno de los objetivos fundamentales de los repositorios es evitar el contacto de los residuos con el agua.
Nuestro país tiene en operación un repositorio para residuos de baja actividad y, en estudio, uno para residuos de media actividad. En la década pasada se comenzó a estudiar el probable emplazamiento de un repositorio geológico para residuos de alta actividad. Después de un relevamiento en todo nuestro territorio, se decidió que Gastre (en Chubut), por sus características,podría ser uno de los lugares apropiados, hasta que en agosto de 1993 el proyecto fue oficialmente descartado por la CNEA.
Los elementos combustibles quemados de una central nuclear, una vez descargados del reactor, son almacenados en piletas bajo agua para su decaimiento radiactivo y enfriamiento, puesto que tienen alta actividad. Luego de un cierto tiempo, pueden permanecer en esas piletas, como en Atucha I, o ser almacenados dentro de contenedores estancos de acero inoxidable en silos especiales de hormigón, como está sucediendo en Embalse. En ambos casos, se trata de almacenamientos transitorios,hasta que nuestro país decida su destino posterior. Es importante aclarar que las piletas y los silos mencionados están dentro de cada central nuclear, en zonas controladas bajo condiciones de total seguridad. Esta práctica es empleada en todos los países comprometidos con la actividad nuclear. Los elementos combustibles "quemados" podrán permanecer así hasta que la evolución de la tecnología y de los requerimientos energéticos determine cuál es el camino posterior más indicado; no debe olvidarse que representan un valioso recurso potencial por contener plutonio, que puede ser el combustible para una nueva generación de reactores.
Los países que utilizan energía nuclear en beneficio de sus habitantes deben ser responsables de los subproductos y consecuencias que generan sus instalaciones. Por lo tanto, deben gestionar apropiadamente sus propios residuos, de modo tal que no signifiquen un riesgo para el hombre y su ambiente tanto para las generaciones presentes como para las futuras. Hasta el presente, ningún país ha exportado los residuos radiactivos generados en sus instalaciones nucleares a otros países.
Francia e Inglaterra reprocesan comercialmente elementos combustibles quemados para países que no cuentan con las instalaciones necesarias; los residuos generados en este proceso los retornan, convenientemente acondicionados, al país de origen para su disposición final.
De acuerdo a algunos cálculos,habría en la actualidad alrededor de 100.000 toneladas de residuos radiactivos que podría ser interesante enviar al sol para librarse de ellos. Es algo así como el peso de un gran transatlántico. Desde el punto de vista económico, es inimaginable esa solución con las actuales tecnologías espaciales. Todavía se habla de cientos de dólares para cada kilogramo de carga puesto en órbita.
Además, nadie puede asegurar la confiabilidad absoluta de los lanzamientos con cargas peligrosas. En estos días, quedó nuevamente demostrado con el fracaso de la nave rusa Marte96; se intentó enviarla a ese planeta mediante un cohete Protón pero terminó en el Océano Pacífico, desparramando una pequeña cantidad de plutonio que llevaba para alimentar sus fuentes de energía.
Por otra parte, por qué enviar los combustibles nucleares gastados al espacio cuando encierran elementos (por ejemplo plutonio) que,seguramente, serán imprescindibles para generar energía en el futuro?
Hay tiempo para eso; podemos esperar cientos de años, hasta estar seguros de que ya no los necesitaremos. Dentro de varios siglos,seguramente será casi trivial enviar grandes cargas al sol y estarán disponibles otras formas de energía, quizás la fusión, para cubrir las necesidades.
Mientras tanto, no tiremos elementos que pueden resultar valiosos. Guardémoslos con infinitos cuidados, como se está haciendo, desarrollemos tecnologías para garantizar ese adecuado manejo.
El problema es garantizar que ciertos materiales críticos no lleguen a estar en poder de gobernantes fuera de control o de organizaciones terroristas, que puedan utilizarlos para fabricar bombas nucleares.
El almacenamiento en seco de los elementos combustibles gastados (denominados comúnmente quemados por asimilación a los combustibles fósiles después de su combustión) es una de las dos alternativas existentes para almacenarlos. La otra es la vía húmeda, que consiste en piletas con agua en circulación en las que se los sumergen, colocados en bastidores (perchas) o dentro de recipientes.
En seco, los elementos combustibles gastados son almacenados sin necesidad de agua en circulación, para su refrigeración. En este caso, el medio es un gas inerte o aire, y la transferencia de calor ocurre por convección natural. Se trata de un medio pasivo de refrigeración, que no necesita prácticamente ningún mantenimiento.
En Argentina - al igual que en otros países como Canadá, EEUU y Alemania - se construyeron instalaciones destinadas a este fin para cubrir necesidades propias de la Central Nuclear de Embalse.
Elementos combustibles quemados hace tiempo, con más de 6 años de residencia en piletas junto al reactor, son depositados en cofres estancos y estos -a su vez- almacenados en cámaras (silos), de hormigón armado reforzado, todo dentro de los límites de la central nuclear.
Las paredes de los silos,de 85 cm de espesor, absorben la radiación y el calor que emiten los elementos combustibles quemados en su decaimiento.